La vida nos sonríe…

…o se nos recontra caga de risa en la cara?

Hay que llegar al punto de querer hacerse un blog para contar lo mal que le va a una. Hay que llegar, eh, no es tan fácil como parece. Porque para pensarlo seriamente, meditarlo, consultarlo con la almohada, ponerse de acuerdo entre tres y finalmente tirarse a la pileta, hay que estar muy familiarizada con el temita este de la desdicha. Es decir, no alcanza con tener unos kilos de más o no poder conseguir laburo, no, la desgracia tiene que ser un hábito en vos, la tenés que tener incorporada. Como el olor a mandarina  en la piel. Como el “ah re” en una quinceañera. Como la grasa caderil en mi caso.

La desdicha, en sí misma, no es grave. Una piensa que está pasando por una mala racha, que mañana será un buen día, que sólo es época de vacas flacas… y así van pasando los días, mientras una fuma cada vez más, come cada vez más, y se cree pelotudeces como la del Secreto, el pensamiento positivo y esas patrañas.

Todo tiene su parte buena, claro está. Ustedes pensarán que es el hecho de que seamos jóvenes, hermosas, inteligentes, clasemedistas y demás. Bueno, no, porque de todo eso somos jóvenes y clasemedistas…y quizá inteligentes. Ponele.

Lo bueno de todo esto es que hace mucho tiempo aprendimos a cagarnos de risa de nosotras mismas, y es por eso que iniciamos este blog. Para que vos, que te está pasando lo mismo, o que alguna vez te pasó, o te sentís identificado, o nunca te pasó… (Pará, no. Si nunca te pasó nada de lo que contamos acá, andate de este blog por maldito afortunado). Decía, para que vos, que alguna vez sentiste esas ganas de tirar una granada al cielo y que vuele en mil pedazos el hijo de puta que digita tu vida desde el Más Allá, te puedas reír un rato leyendo a tres mujeres al borde de pasar por tu mismo ataque de nervios.

Con ustedes, desdichadas. Que lo disfruten.

O no.

Hagan lo que puedan.

Las montañas.